Historias que resisten al olvido
La compañía teatral Telón Arriba celebró su XX aniversario con la presentación de La cueva del olvido en la Casa de la Cultura de Playas de Tijuana, bajo la dirección de Claudia Bermúdez. La función fue un homenaje en vida a la actriz Carmen Caro, de 85 años, cuya presencia en escena es un recordatorio poderoso de que la pasión artística no entiende de fechas de caducidad. En un entorno cultural donde la vejez suele reducirse al silencio, ella demuestra que permanecer de pie sobre el escenario es un acto de dignidad y resistencia.
La obra se construye a partir de cinco monólogos que se desarrollan en un cabaret en decadencia, un espacio simbólico donde todo parece estar a punto de desaparecer: La cueva del olvido. Ahí se revelan historias marcadas por el desgaste emocional, la esperanza terca y la lucha por conservar identidad en un sistema que descarta a las personas cuando dejan de ser “útiles”.
Ana María Verdugo Gastélum y Lupita González interpretan a dos mujeres mayores de 60 años que se dedican al trabajo sexual. Son personajes que cargan con insultos, humillaciones y el peso de la comparación constante frente a la juventud que llega a reemplazarlas. Una aún sueña con un rescate imposible; la otra enfrenta con rabia los juicios y las burlas que las nuevas generaciones les lanzan. Sus voces revelan la crueldad de una sociedad que parece obsesionada con ocultar la edad y castigarla al mismo tiempo.
En el escenario también aparecen “El comeperros”, interpretado por Mariano Sanc, un hombre que busca refugio emocional y atención en medio de su propia soledad; y Luciano, interpretado por Joaquín Cariño, un político soberbio y psicópata que ha asesinado mujeres del cabaret. Su personaje expone el abuso de poder y la violencia normalizada que tantas veces se esconde tras discursos respetables.
El último monólogo pertenece a Carmen Caro, interpretando a Teresita del Niño Jesús, la madrota del cabaret. Una mujer fuerte, temida, respetada, que no se avergüenza de su edad y la carga como medalla. Su postura desafía directamente la idea de que envejecer es desaparecer. Al contrario: ella se mantiene trabajando, comandando, viviendo.
La cueva del olvido no es un lamento, es una reivindicación. Es una invitación a mirar de frente a quienes hemos aprendido a no ver: las mujeres mayores, los cuerpos cansados, las historias arrugadas que guardan memoria y valentía. La obra recuerda que la dignidad no depende de la juventud y que el arte tiene la responsabilidad de iluminar aquello que la sociedad empuja a la sombra.
En su vigésimo aniversario, Telón Arriba demuestra que el teatro sigue siendo un lugar donde las verdades incómodas toman forma y pueden transformar al público, no desde el golpe, sino desde la humanidad.
Referencia: Teatro, cabaret, aniversario, vejez
Noviembre 27, 2025